miércoles, 21 de diciembre de 2011

Eterno segundo de navidad

Durante un eterno segundo
La navidad se reduce a una musiquilla inquietante,
Que en oleadas interminables
Azota y Azota mi cabeza.
Los pies de las señoras
Patean zapatos,
Dejando un cerro de caprichos,
Desechos de temporada.

Yo, inmóvil.

Durante un eterno segundo
La navidad se muestra sin maquillaje.
El decorado de la tienda me aplasta el espíritu.
Por un momento quiero incendiar
El bosque de árboles plásticos
Y gritar de cordura
Entre los duendes en llamas.

¿De qué mercado salió el viejito pascuero,
Vestido de invierno en la saturada capital ardiente?
¿Es acaso turco, gringo o italiano?
Da lo mismo, ya se instaló con su bolsa
Llena de cajas vacías.

Pero
¡Todos olvidan que es el natalicio del hijo de Dios!

Busco sus vestigios
Entre los estantes, las vitrinas,
Pero nada, sólo señoritas vestidas de rojo
Incitándome a desenvainar la tarjeta
Con su sonrisa aprendida.

Me río de mí mismo
Por ceder ante el vicio,
Por gastar en los parientes
Y sentarme tranquilo a ver el árbol encendido.
Podría ser en cualquier época del año,
Pero la tradición es fuerte en esta tierra,
Tan extranjera.

El segundo pasa y me olvido,
Pienso en sorprender a mi mujer
Con un regalito, pero es redifícil.
Saldré de la tienda tal como entré,
Con las manos vacías.

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