jueves, 28 de noviembre de 2013

Un flaite

Se sube a la nave un flaite vistoso
De contextura árida y espinosa
No se distingue por ser populoso
Más por su humanidad rota y dolosa

No es flaite porque viene de miserias
Lo es porque la sangre no respeta
Ni a quien se cruza en sus huellas espurias
Para salvar su propia marraqueta

En este tiempo de opacos colores
El flaite quiere emular los olores
Que los carteles del mundo desprenden

Sin comprender que un inmenso torrente
De ingenio en su pecho yace latente
Para cambiar lo que todos entienden

martes, 29 de octubre de 2013

La voz del viento o El vuelo del ánima de pelaje raro



Se acabaron los caminos eternos.
Pon tus patas en las copas arbóreas,
Porque el frío de los nuevos inviernos
Viene a fiscalizar tus plumas áureas.

Yo, viento, te traduciré el secreto
Para que primes con un don dormido.
Hará que todo parezca obsoleto,
Te alzará por reino desconocido.

Vuela, ánima de pelaje raro.
Deja la tierra para el ser bárbaro,
Mátalo desde el cielo tan callado.

Te apadrinaré hasta que el sol se muera
O hasta que el tiempo se ensañe y te quiera
Suplir por bicho más sofisticado.

lunes, 28 de octubre de 2013

Una banda tributo es como un fuego

Una banda tributo es como un fuego
Que en la piel no provoca quemadura
Sólo insufla a los músicos el ego
Calcado como de caricatura

Eso está bien para un adolescente
Pero no para el músico derecho
Que avizora con claridad de mente
Que la identidad nace en propio pecho

Da lo mismo su derecho a repetir
Como loro desteñido sin sentir
Voz propia y darle alma a voz ajena

Peor es el caso del que tiene un lugar
Tan esencial para la hoguera incendiar
Y de pobres petardos lo rellena

viernes, 25 de octubre de 2013

De tu lengua resbalo

De tu lengua resbalo
Y caigo mil veces en tu pecho
Me aferro con los labios
Cada vez
Pero caigo
Quiero caer
Me deslizo por tu vientre llano
Como húmeda avalancha
Lamiéndote la carne
Y los huesos
Hambriento
Muerdo tus caderas
En frenesí
Cavo buscando agua
Entre tus muslos nocturnos
Y un océano encuentro
Tu música
Bulle telúrica
Tremenda
Como sinfonía cósmica
Tus ojos eclipsados
Por sobre el horizonte
Tus senos alzados
Tus manos en mí
Yo en ti
Tu magnética mirada de origen profundo
Me anudo a tu carne morena
Te gozo
Como la luna goza brillar
Te exploro
Hasta que te consumes
Mis dedos te saben
Mi lengua te sabe
Como placas tectónicas
En subducción
Nos aturdimos
Y la magnitud escala
Y nos miramos y vemos el inicio
El fondo del universo
Una ola te revienta
Un relámpago nos ciega
Somos leones dueños de la sabana
En tu piel las constelaciones
Se desarman
Y caen rendidas
En la cama

martes, 8 de octubre de 2013

Los locos se repelen

En la micro
Los locos se repelen
Trae uno letras ilegibles
Sobre su hombro
Y una sonrisa bonachona
Un No sé y un Da igual
Dígame usted cualquier respuesta
Lo saludo en nombre
De los minutos aplastados
Bajo mi suela
Trae el otro un cuchillo
Frustrado
Un puño iracundo
Y los garabatos de todos reunidos
El hedor de la alcantarilla
Y el lado oscuro
Del rayo solar
Se cruzaron sin verse
En el pasillo de la 301
En un desvío
Hacia el ocaso
Uno nunca lo supo
Siguió su métrica inexacta
Y se despidió soltando flores
El otro lo odió
Todos los segundos
Que duró el encierro
Sin saber que ambos
Son los hijos babosos
De la perfección
Había un tercero
Que se puso a escribir el suceso
Negándose a si mismo
La condición de escritor de sucesos
Los locos se repelen
Dijo abriendo bien los ojos
Frente al teclado
Mientras la locura
Chorreaba
De sus orejas

jueves, 22 de agosto de 2013

Tu mirada

A Fabiola
¿Te acuerdas de la primera mirada?
Tú cargabas un abrigo extranjero,
Yo flotaba en la nube saturada
De aquel bar tallado en oscuro hierro.

Tu mirada vino de otro paraje
A llenarme de estrellas majestuosas,
A decorar con ondas mi bagaje
Y a matar las ánimas pantanosas.

Más que luz son tus ojos al despertar
Dos ventanas, una al cielo y otra al mar,
Volcanes dormidos por una canción.

Y si mi canto te logra remecer,
Es que de tu mano quiero envejecer.
En tu mirada existe la perfección.

viernes, 22 de febrero de 2013

Mis cuatro amantes

Me alejé de improviso y sin notarlo
Había dejado a mis cuatro amantes.
Tanto manosearlas me hizo pensarlo,
Pues, ya no las sentía como antes.

Las dejé para irme a cantar solo
Prescindiendo de toda compañía.
Me fue mal. Las busqué en mi desconsuelo,
Las pillé durmiendo en la lejanía.

Mis dedos en llamas las recorrieron,
Una a una por sus trastes se hundieron,
Remeciendo todo el cuerpo y el alma.

El sonido retumba en todo el mundo
Siguiendo mi instrumento a lo profundo.
He vuelto a acariciar el bajo en calma.




Imagen desde http://www.bass-guitar-essentials.com/

jueves, 21 de febrero de 2013

Tiuques



Sin querer llegué a la última línea,
En la que la ciudad pierde su forma.
La chacra se expande y resulta idónea
A juegos de niño sin ni una norma.

Los tiuques intentan hacerle daño
Al niño que invade su nido oculto,
Se lanzan feroces cortando el paño
Y el niño se hace un pequeño bulto.

De aquella chacra no hay ningún vestigio.
Con esos niños tuve el privilegio
De compartir cosas fundamentales.

Pero, sin ni un motivo en particular,
Solo a los tiuques he visto deambular.
Rápido se secaron los barriales.


Imagen de http://www.fotonaturaleza.cl/

martes, 15 de enero de 2013

En el camino de los dioses



Cada cierto ciclo de años, uno muy inexacto para nuestro sistema numérico, el Dios cordillerano despierta para encantar a su enamorada, la Diosa oceánica. Él despierta en la forma del animal que le plazca y se adentra en las aguas a buscar a su amada. Ella, energía pura, lo espera en los abismos más oscuros, lejos de la vista de los astros. Cada uno de sus poderosos encuentros ha hecho que el equilibrio en la tierra se conserve y la vida evolucione, que los mares sean mares y que el cielo sea del color que lo conocemos. Su último encuentro ya debió haberse consumado, pero sucedió lo siguiente: cuando el Dios cordillerano descendió por última vez de la montaña, esta vez encarnado en hombre, se encontró con una gigantesca estructura incrustada en la tierra. No lo esperaba. Con preocupación la observó incrédulo oculto tras las rocas. Daba la impresión de que la estructura estaba viva, pero agonizaba. Estaba envuelta en un espeso miasma grisáceo. Tenía angulosas formas apuntando al cielo, estáticas y filosas, como si quisieran escapar del núcleo y fueran retenidas por una fuerza maligna que infectaba todo. De sus agrietados bordes despedía ruidos desconcertantes. Vio con profunda tristeza una fibrosa lámina pulsante que era la confirmación de que lentamente se iba infectando todo al rededor. El verdor de los bosques había retrocedido frente a aquella peste. Todo estaba contaminado, el cielo, la montaña, el río. Asustado y enfurecido, el Dios cordillerano decidió esperar a que el sol se fuera y así aquella extraña forma guardara descanso. Entonces, a medida que el sol bajaba, vio como 100.000 ojos dorados se abrían lentamente. Quedó deslumbrado. Hipnotizado se acercó a las luces y entró por una de las ruidosas grietas. El Dios cordillerano nunca más salió. Si ahora el clima está raro, es porque la Diosa oceánica está impaciente.